La Armada Invencible es un término creado por los ingleses para desprestigiar a la monarquía española de Felipe II, contribuyendo a la llamada Leyenda Negra, en una campaña de publicidad negativa contra la hegemonía de la Monarquía Católica.
La empresa de Inglaterra se ha visto a lo largo de la historia como fruto de un monarca anciano y desequilibrado, con ansias de más poder y movido por el fanatismo religioso. Sin embargo, Felipe II tenía muchos motivos para emprender esta misión. Este es el tema que voy a tratar en esta entrada.
La primera disputa grave entre Felipe II e Isabel I de Inglaterra sucede en 1569, cuando se embarga en los puertos ingleses el dinero destinado para pagar a los ejércitos del duque de Alba en Flandes.
No obstante, en un principio, había numerosos factores para intentar mantener la paz, uno de ellos era el temor de que al cargar contra Inglaterra, Francia se uniera a la causa inglesa, ya que ninguno de los dos países veía con buenos ojos la expansión hispánica y su monopolio del comercio con América; por otra parte está el colapso de la hacienda real en 1575, debido a sus múltiples campañas bélicas, que hizo dejar en suspenso toda posible acción naval de envergadura hasta 1583. Por estos motivos Felipe II tuvo que abandonar durante más de diez años la navegación del mar del Norte, sin fondos para mejorar la armada española, contribuyendo al poder de los rebeldes holandeses y permitiendo que Inglaterra se convirtiera en un potente enemigo.
Entre 1579 y 1585 se produjeron una serie de hechos que dieron un impulso a la campaña contra Inglaterra: Turquía, un tradicional enemigo en el Mediterráneo, firmó una tregua con España y centró sus esfuerzos contra Persia; se produjo un incremento en las remesas de metales preciosos procedentes de América; Alejandro Farnesio consiguió numerosos éxitos militares en los Países Bajos; y se incorporó Portugal a la monarquía española, constituyendo una plataforma ideal para la contraofensiva del Atlántico.
Estos éxitos inquietaron a Isabel I de Inglaterra, que decidió intervenir de manera directa en los Países Bajos, proporcionando ayuda militar a cambio del control de los puertos que más podrían favorecer la invasión contra Inglaterra desde estos territorios. Además había aumentado considerablemente la presión inglesa al otro lado del Atlántico, donde la presencia de los corsarios ingleses (como los afamados Hawkings y Drake) había crecido de forma paulatina, atraídos por los tesoros americanos.
Debido a todo esto la empresa de Inglaterra era más una misión defensiva que un ataque expansionista, en este tono se trataba la misión en la propaganda oficial española, en un intento de sensibilizar a la opinión pública. Se trataba de limpiar los mares de corsarios y de acabar con la guerra de los Países Bajos, que llevaba sangrando la economía de Castilla desde hacía demasiado tiempo. Al conjunto de naves que emprendería la batalla se las llamó la Felicísima Armada.
En cuanto al aspecto de cruzada que tomó la empresa tiene otros motivos más allá del fervor religioso de Felipe II. Era necesario obtener del papado tanto su bendición como su apoyo económico, a pesar de las malas relaciones entre el Pontífice Sixto V y el monarca español, lo cual no fue fácil. Cuando Isabel I ordenó ejecutar a María Estuardo, apoyada por los católicos ingleses y el embajador español para usurpar el trono de su prima, el Papa no tuvo más remedio que dar su apoyo a Felipe II.
Se preparó el ataque contando con que Inglaterra no poseía muy buenas defensas. Las naves que zarparon de La Coruña debían recoger a las tropas de Alejandro Farnesio en las costas de los Países Bajos, pero esto nunca llegó a suceder. Las pésimas condiciones meteorológicas y la superioridad de las naves inglesas dieron al traste con los planes de Felipe II y los ingleses rebautizaron de forma sarcástica a la Felicísima Armada como la Armada Invencible.
Bibliografía:
GÓMEZ-CENTURIÓN, Carlos (1988). La Invencible y la empresa de Inglaterra. Nerea. Madrid.
ALONSO GARCÍA, David (2009). Breve historia de los Austrias. Nowtilus. Madrid.
Muy bien Elena.
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